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LA REBELIÓN DE URANO Y EL PODER DESTRUCTIVO DE PLUTÓN Rosa Pezzuti -

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La Palma, Islas Canarias
La Astrología mundial es la encargada de estudiar los alineamientos planetarios que atañen al mundo entero. El descubrimiento de los planetas exteriores, en el período moderno, ha abierto nuevos enfoques a la investigación y a la compresión de esta Astrología mundial.



Recae en ella el gran peso de hacer frente a los alineamientos planetarios que incumben al mundo entero.

Estos alineamientos, como la conjunción y la oposición, cuando involucran a estos dos gigantes, no precisamente por su masa y peso, como propongo en este estudio sobre Urano y Plutón, pueden durar hasta una década o, incluso, más aún.


De aquí, el enorme interés que suscita a la hora de estudiar acontecimientos históricos y tendencias socioculturales. Hagamos un breve repaso de los principios arquetípicos asociados a estos dos colosos planetarios. Al planeta Urano se le correlaciona con el progreso, con el espíritu innovador excitante, impredecible y, claro, con lo rebelde y desestabilizador, muy útil para impulsar los nuevos comienzos y cambios bruscos e inesperados. Mientras que su compañero de aventuras, Plutón, viene asociado a la intensidad que surge de lo más profundo, extremista, poderosamente apremiante, al mismo tiempo destructivo pero, sobre todo, capaz de dar paso a un proceso liberador y transformador.

A un nivel colectivo, Plutón se considera el que transmite potencia, urgencia e intensidad a todo lo que le corresponde.

Al hacer un examen de los ciclos mayores de Urano y Plutón, observamos de inmediato que los arquetipos son manifiestamente activos tanto por separado, como también combinando sus respectivas influencias y fusionándose sinérgicamente.

De todo esto podemos inferir que, en un período histórico específico, en que Urano y Plutón estén alineados, se puedan manifestar transformaciones sociales y políticas a menudo acompañadas por insurrecciones destructivas, la potenciación masiva de impulsos revolucionarios y rebeldes, la necesidad de libertad, revueltas contra la opresión, adhesión a filosofías políticas radicales, todas ellas encaminadas a dar paso a un nuevo orden mundial.

Un rasgo más benévolo de estos encuentros de titanes lo encontramos en el avance tecnológico de inusitada rapidez, el espíritu incansable de experimentación, en el impulso por la innovación en lo artístico y en el campo intelectual. En definitiva, una mezcla ferviente, y a veces cargada de una gran intensidad, que refleja una potenciación colectiva que empuja, tanto a los individuos como a las sociedades, hacia un cambio radical, hacia la libertad y hacia la innovación en muchos estratos simultáneamente.

Para comprobar lo aquí expuesto hasta ahora, debemos recurrir a algunos ejemplos históricos en donde Urano y Plutón estuvieron alineados. Citemos, por ejemplo, el alineamiento ocurrido en la década de los 60, en la que ambos planetas estuvieron en conjunción; o durante la década de la Revolución Francesa (1787-1798) en que estuvieron en oposición. Ambos períodos marcados por una gran sed de rebelión y necesidad de afirmación, de necesidad de nuevas libertades en todos los campos.

Estos patrones son evidentes en los alineamientos de Urano y Plutón desde antes de la Revolución Francesa, hechos que pueden ser fácilmente corroborados a medida que nos remontamos hacia atrás en la Historia.

Y como no mencionar, el ciclo de oposición durante 1533-1545 en lo que respecta a lo individual. La publicación del ‘De revolutionibus orbium coelestium’ (Sobre las revoluciones de las esferas celestes), escrito a lo largo de unos veinticinco años de trabajo (1507-1532) por Nicolás Copérnico y que fue publicado póstumamente en 1543 por Andreas Osiander; obra que daría comienzo al despertar de la revolución científica. Una vez más, se pone en evidencia la relación existente de este ciclo planetario y el impulso creador. Pero, sobre todo, la encontramos, y reconocemos, en los patrones arquetípicos trascendentales que son parte de la Humanidad.

No nos podemos despedir sin antes volver a hacer hincapié en la conjunción más reciente de Urano y Plutón, la ya mencionada de 1960-1972, la cual nos ha dejado sus titánicos efectos revolucionarios, creativos y desestabilizadores, pero, sobre todo, enfatizar, si no ha quedado bien patente, la repetición, de una u otra forma (pues las sociedades no son las mismas a lo largo del tiempo) de los acontecimientos.

Rev. Dig. UNIVERSO Nueva Era

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