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¿Cómo reacciona el Aura ante los “Daños” ó brujerías?

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La información que vamos a transmitir a nuestros lectores en esta parte del libro es la que ha llegado a mi persona por las descripciones de mis Maestros, tanto los que tuve en este mundo como los que me han contactado, durante mi aprendizaje, desde el Plano Superior, así como mi experiencia personal en el tratamiento de este tipo de ataques; también procede de las investigaciones realizadas por los más famosos e importantes investigadores del mundo espiritual en los últimos 150 años, plasmados en sus escritos; asimismo, por los testimonios de los curanderos y hechiceros de diferentes procedencias y culturas, que han accedido a ofrecer su ancestral conocimiento para el bienestar de los hombres.


Una de las primeras reacciones del Aura ante los ataques mágicos ó psíquicos, y a los que denominamos genéricamente “Daño” es, evidentemente a defenderse: ante cualquier tipo de energía agresiva que toma contacto con sus capas exteriores, el Aura reacciona expandiéndose, proyectando una carga de tipo positivo, tratando de alejar la energía negativa a su alrededor (lo negativo, en todas sus formas, es repelido por la presencia de lo positivo) Esta reacción inicial es bastante conocida por los brujos negros y otros practicantes de las Artes Oscuras: el miedo también ocasiona este tipo de reacción, por lo que los brujos negros necesitan generar miedo a quien les rodea (aunque sea sólo por su apariencia), para poder absorber esa carga bioenergética proyectada, con la finalidad de acumularla y luego utilizarla para sus oscuros fines. Ése es el motivo por el cual, los recintos de estos individuos siempre son oscuros y de aspecto tétrico, haciendo un énfasis en decorarlos con objetos que generen un sentimiento desagradable al visitante.

Una vez realizado este intento de defensa, y si el ataque ó “Daño” continúa o es demasiado potente para ser repelido de esta manera, el Aura tiende a replegarse, modificándose su coloración de formas un tanto definidas, que nos advierten el tipo de “Daño” que ocasiona esta reacción.

Estas combinaciones de colores también han sido observadas por los que practican el desdoblamiento astral. De continuar el ataque mágico ó psíquico el Aura se debilita en extremo, fisurándose y permitiendo que la carga negativa que se dirige en contra nuestra, penetre a los más profundo del alma. Una vez introducido el “Daño”, su sola presencia mantiene abierta la fisura, atrayendo como un imán todo tipo de energía negativa hacia sí, ocasionando un desbalance generalizado. en el Aura. Entonces el “Daño” adquiere dentro del cuerpo “conciencia”, desarrollándose como un ente individual tal como se considera el desarrollo de la conciencia, según la visión de las escuelas espirituales: “la conciencia duerme en la piedra, sueña en la planta, cree que existe en el animal y existe en el hombre”; una lectura menos esotérica de esta cita es necesaria para el amigo lector: inicialmente, el “Daño” es como un “mineral oscuro”: incrustado en nuestra energía vital, alimentándose de la energía negativa externa, que atrae por la fisura realizada en el Aura. A esta condición la llamaremos “Estado Primario”. Es la época en la que la víctima suele decir: “es como si yo atrajese la mala suerte”.

Pasado un tiempo, si la víctima no ha hecho nada para anular el ataque psíquico, el “Daño” comienza a comportarse como una semilla, y luego como una planta parásita; expendiéndose de lo bioenergético a lo físico de la persona, alimentándose en ese nivel de la energía vital del individuo, dado que su “conciencia” es aún latente, se comporta como un parásito, absorbiendo vitalidad de su “huésped”. Denominaremos a esta condición “Segundo Estado”; la víctima manifestará dolencias menores, dejadez, falta de vitalidad, anemia y síntomas similares a las enfermedades psicosomáticas, que se van agravando conforme el tiempo avanza. En cierto tipo de “Daños” (principalmente hechizos), su comportamiento es diferente: tienden a aletargarse por períodos más o menos prolongados, activándose ante ciertas circunstancias muy definidas en la vida del individuo: un ejemplo sería los “Daños” tipo Amarre, destinados a impedir la dicha en el amor con otra pareja que no sea el agresor, en estos casos, el “Daño” sólo se activa cuando uno inicia una nueva relación sentimental. Se podría decir que el “Daño” se comporta como una bomba de relojería

Una vez superado este nivel, la víctima pasa al “Tercer Estado”. El “Daño” desarrolla una “consciencia” animal, y sumamente agresiva. Entre los curanderos amazónicos, el “Daño” de este tipo toma forma de animales: gusanos, larvas, serpientes, ú otros seres repulsivos. Estos curanderos testimonian haber tratado y retirado “Daños” así transformados, y expulsadas por la boca de las víctimas, tanto en el plano físico como en el espiritual. Un “Daño” desarrollado a este nivel, comienza a atacar el organismo de la persona, por medio de enfermedades de penosa cura o simplemente incurables y desconocidas para la ciencia médica. Tanto éste como el “Cuarto Estado “ son fatales y muy difíciles de erradicar.

Finalmente, el “Cuarto Estado” es cuando el “Daño” toma una “conciencia” humana, total y extremadamente destructiva. Muchas veces un “Daño” en este grado es confundido con la posesión demoníaca, dadas las características de ambos: la víctima sufre los síntomas del “Tercer Estado” más un cuadro paranóico en el que se siente dominado por una entidad perversa dentro de sí, que se le aparece de diferentes maneras (pesadillas, voces dentro de su cabeza, apariciones), anunciándole su inminente muerte y animándole al suicidio. Es bastante común que un “Daño” se manifieste en sus últimas etapas en “Cuarto Estado” sin haber pasado por el tercero; asimismo, asimismo, también es frecuente que la víctima nunca llegue al “Cuarto Estado”; en este grado la agresión psíquica, al igual que en la anterior, es letal.

En los dos primeros grados, el individuo agredido puede tratar el ataque de manera individual o buscando a un especialista; en los dos grados más graves, es obligatorio buscar ayuda adicional. Todo este proceso puede tardar años...o algunos días, dependiendo del tipo de “Daño” realizado, la vitalidad o capacidad de resistencia del individuo y, obviamente si la víctima hubiese o no actuado de alguna forma para detener o anular el proceso.

-Reynaldo Silva Salas.

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